Si eres padre de familia seguramente te habrás preguntando en más de alguna ocasión “cada cuánto tiempo debo llevar a mi hijo al optometrista?. En este breve pero sustancial artículo vamos a darte una respuesta a esa y muchas dudas más.
Y es que como padres, en muchas ocasiones suele ocurrir que nosotros esperamos a que sean nuestros hijos quienes nos digan que están teniendo dificultades para leer, estudiar o para realizar cualquier otra actividad de su día a día.
Es en ese instante en el que al descubrir sus dificultades de visión porque perciben de forma borrosa los objetos o personas cuando se toma la decisión de llevarlos a una revisión ocular con un optometrista.
Lleva a tu hijo desde su primer año de vida
En primer lugar debemos hacer hincapié en que a edades más tempranas es mucho más difícil que nuestros hijos nos lo digan ya que un niño de 2,3 o 5 años difícilmente podrá expresarlo o diferenciar lo que es tener una salud ocular óptima o no.
Las revisiones oculares con tu optometrista de confianza se deben comenzar a realizar desde el primer año de vida de nuestros hijos y especialmente antes de comenzar su primer curso escolar.
Las revisiones oculares tempranas permitirán detectar y diagnosticar de manera eficaz cualquier padecimiento ocular que los menores presenten y así poder llevar acabo un tratamiento oportuno.
Recordemos que a temprana edad es más fácil de tratar y corregir cualquier problema visual a través de las diferentes alternativas disponibles para la mejora del sentido de la vista.
Tipos de pruebas que se realizan
Como optometristas, nosotros recomendamos una visita anual para controlar y seguir cualquier cambio que pueda presentar el niño en su salud ocular. Esta visita al optometrista consiste en una revisión completa con pruebas que van desde la agudeza visual hasta el enfoque, visión 3D y percepción entre otras más.
Con estas pruebas lo que se busca es preparar y ejercitar el sistema visual de los niños desde temprana edad y poder mantener un control minucioso hasta los 14 años aproximadamente.
Cuando en la familia existen antecedentes genéticos de problemas de salud ocular tales como la miopía o hipermetropía las posibilidades de que nuestros hijos desarrollen este mismo padecimiento se multiplica por dos.
Señales que deben ponerte en alerta de que es momento de llevar a tu hijo al optometrista:
- Picores cuando realiza sus tareas escolares
- Guiña o frunce el ceño
- Afirma tener dolores de cabeza después de la jornada escolar
- Presenta desviación de uno de sus ojos
- Se salta las líneas mientras lee
- Tiene la sensación de que las letras se mueven
- Refiera una visión borrosa o doble
- Tiene molestias con la luz solar o artificial
Observa y pregunta a tu hijo
Sólo las evaluaciones oculares completas podrán indicarte si estamos ante un caso de padecimiento ocular grave o algo puntual y para ello no debes dejar de prestar atención a sus hábitos o costumbre mientras realiza sus tareas escolares.
Obsérvalo con detenimiento, hazle preguntas sobre su calidad de visión pero sobre todo no esperes a que estos síntomas aparezcan, programa una visita al optometrista para comenzar a llevar un control preventivo a tu hijo.
En Figueres, Optipunt es una óptica con más de 20 años de experiencia cuidando la salud visual de los vecinos de L´Empordà